No quiero olvidar tu nombre,
ni dejarlo escrito en un papel
para que nadie —entre tantos— lo encuentre.
No quiero perder tu nombre,
ni que tu nombre no cuente.
No quiero ser importante,
no quiero hacerme tan grande,
no quiero ganar en éxitos,
si tu nombre se pierde.
Quiero, en fin, que sea tu nombre
el que, cada martes,
me haga salir a la calle
para encontrarte.