Quiero… Quiero volver a mirar esos ojos y volver a sentirme como una pequeña muñeca mecida entre tus pestañas… Quiero ser la luz que se refleja todas las mañanas en tu mirar, la sonrisa de resignación que esbozas cada día intentando demostrar que todo va bien… La niña que te pegaba plastilina en el pelo, la loca que se descalza y cruza los charcos mojados mientras el frescor del agua penetra en su piel, la mujer a la que observas cada noche y no aciertas a dibujar su rostro… No pretendo que me entiendan, no pretendo que lo hagas. Y esa sensación de lejanía y desconocimiento la aniquilé desde la primera vez que suspiré por tu zalamero encanto. Quiero viajar por tus lunares, ser espía de tu sueño, astronauta de tus ilusiones, turista en tu pelo, acróbata de tus manías, abrazo en tu oído…
Si crees que el tiempo refleja tu estado de ánimo, seca esas lágrimas tardías, alza la vista y observa este día nuboso… Y la sonrisa de la nube que hay en ti. Porque pese a que todo se transforme en un huracán sombrío, la esperanza siempre permanecerá en ese espectro nuboso que te contempla a cada paso, cada instante. Será entonces cuando verás las estrellas… Y si te das la vuelta, allí estaré yo. Y aún no se me han acabado las excusas… No puedo articular nombre alguno para esto que siento. Solo sé, que no te miento…
Ana Esther