En París no encontrarás lo que buscas,
ni en cualquier otra ciudad que no sea lejos de ti,
-cosa imposible como sabes-
porque nada hay fuera que te hiera
si no el interior mismo que te consume.
No sirven las ventanas para usar de espejo,
no te mires en ellas.
Mas si crees que todo esto que te escribo
es demasiado directo, perdona, amor perdona.
Arrastra tu canto al viento
y lucha, lucha hasta encontrar la salida;
está más cerca de lo que imaginas.
Los fantasmas no tienen huesos,
cuando tu cuerpo es perfecto;
es una herida en tan triste recuerdo.
Donde tanto me amaste,
allí te espero.
