Revista Talentos
No soy un monstruo (Carme Chaparro)
Publicado el 21 junio 2017 por Historias Del Atardecer @hdatardecerNo soy un monstruo | Carme Chaparro2017 | Espasa | 336 páginas | 19.90€ISBN: 978-84-670-4896-4 Lee el primer capítulo aquí
Si hay algo peor que una pesadilla es que esa pesadilla se repita.
Y entre nuestros peores sueños, los de todos, pocos producen más angustia que un niño desaparezca sin dejar rastro.
Eso es precisamente lo que ocurre al principio de esta novela: en un centro comercial, en medio del bullicio de una tarde de compras, un depredador acecha, eligiendo la presa que está a punto de arrebatar. Esas pocas líneas, esos minutos de espera, serán los últimos instantes de paz para los protagonistas de una historia a la que los calificativos comunes, «trepidante», «imposible de soltar», «sorprendente», le quedan cortos, muy cortos. Porque lo que hace Carme Chaparro en No soy un monstruo, su primera novela, es llevar al límite a sus personajes y a sus lectores. Y ni ellos ni nosotros saldremos indemnes de esta prueba. Compruébenlo.
Esta novela comienza fuerte. No es una de esas en la que poco a poco te vas metiendo en la historia. No. Te sumerges en ella directamente. Y avanzas rápido, muy rápido, pues el libro mantiene un ritmo trepidante, de principio a fin. Con el plus de que, a mitad, las cosas comienzan a ponerse realmente feas. A partir de la primera pista de verdad, todos los personajes entran en una espiral frenética de acontecimientos de la que ninguno saldrá entero. Precisamente, tardé unos dos días en llegar hasta ese punto, y anoche me leí del tirón el resto del libro porque, aunque ya era de madrugada, no podía, y no quería parar.
Cada capítulo está narrado por una persona distinta; el protagonismo se lo reparten Ana e Inés. La primera es policía, la segunda escritora de un bestseller y periodista de renombre. Ambas unidas por una amistad que viene ya de lejos. Pero también unidas por el caso que vuelve a sacudir el país: la desaparición de un niño, Kike, en un centro comercial de Madrid, en circunstancias casi idénticas a las que acaecieron dos años atrás. Y nunca consiguieron encontrarlo.
En ningún momento se me hizo la lectura pesada, la información se da en dosis justas, y los capítulos son bastante cortos. Creo que ese equilibrio es la que hace que el ritmo sea muy fluido, a lo que ayuda mucho la forma de escribir de la autora: frases directas. Precisas. Concisas. Directas al grano (creo que en esta reseña se me está pegando eso un poco). Pero que hacen que cojas el libro y no lo puedas soltar. Leyendo he pasado miedo. Se me han puesto los pelos de punta. Me han dado taquicardias. Incluso se me ha puesto mal cuerpo. Pero eso quiere decir que está bien, que me ha hecho sentir mucho, y exactamente las sensaciones que un thriller debería provocar.
Los personajes tienen todos un carácter y una personalidad bien definida. Cada uno está hecho a sí mismo. Cada uno con sus miedos, sus temores, sus cualidades. Mi preferida ha sido, sin duda, la inspectora jefe Ana Arén. Una mujer con carácter, y con fuerza para ir contra todo lo que se le pone por delante.
Por último, decir que en mi opinión esta novela es digna del premio que ha recibido. Aunque no he leído muchos libros de este género, este se sube al podio (entendedme, de cientos de libros que puedo haber leído, a lo mejor solo he leído 30 thrillers-novelas de misterio y policíacas. Por ejemplo, leí el verano pasado La chica del tren, y ciertamente con tanta popularidad que ha tenido, a mí me ha gustado este muchísimo más, aunque claro, para gustos, los colores).
Y vosotros, ¿lo habéis leído? En caso afirmativo, ¿qué os ha parecido?