Cuando dos personas maduras “discuten” sobre un tema, aunque no lleguen a un acuerdo, ambas terminan ganando ya que al escuchar los argumentos del otro, aprenden algo nuevo o adquieren un punto de vista que enriquece el suyo.
Cuando en esa discusión participa una persona prejuiciosa, que solo oye lo que desea escuchar y cree lo que desea creer, la conversación es inútil porque no habrá argumentos ni explicaciones que puedan hacerla entrar en razón o, al menos, hacer que comprenda nuestro punto de vista.
Por desgracia, el mundo está lleno de personas prejuiciosas e incluso nosotros mismos podemos habernos comportado de esta manera en algunas ocasiones. Intentar razonar con una persona que se escuda detrás de sus prejuicios no solo es inútil sino que también nos desgasta emocionalmente. El primer paso para no caer en esa trampa consiste en aprender a reconocerlas.
¿Cómo reconocer a las personas prejuiciosas?
Las personas prejuiciosas son aquellas que se forman una opinión, generalmente de índole negativa, sobre algo o alguien de manera anticipada y sin el debido conocimiento.
Estas personas prejuzgan las cosas antes de tiempo, y lo peor de todo es que no son capaces de cambiar de opinión ante los hechos sino que se mantienen en sus trece.
- Tienen un rígido sistema de valores y critican duramente todo lo que se aparte de este.
- Tienen un pensamiento dicotómico, de “todo o nada”, por lo que no son capaces de comprender los diferentes matices de la vida.
- Consideran que su punto de vista es el único verdadero, y todos los demás están equivocados.
- Solo se fijan en los hechos que validan su opinión haciendo caso omiso de las pruebas contrarias.
- Sacan inferencias rápidamente, en base a sus limitadas experiencias, y aplican esas generalizaciones a todo el mundo.
- No les interesa llegar a acuerdos con los demás sino tan solo hacer valer su opinión.
¿Por qué no debes discutir con estas personas?
Discutir con este tipo de personas es tan inútil como una danza india para llamar la lluvia. El problema es que dado que se parapetan desde el inicio en sus prejuicios, no están a abiertas a nuevas ideas ni son capaces de adoptar una actitud empática.
Estas personas suelen practicar lo que se conoce como escucha selectiva, lo cual significa que solo se centran en las partes del discurso que validen sus ideas, obviando el resto.
También son especialistas en dirigir la conversación y usar la manipulación emocional, de manera que es probable que al final termines reconociendo errores o culpas que no son tuyos.
Dado que su objetivo no es entenderte sino criticarte, lo más conveniente es no caer en su juego. Para ello, es importante que no permitas que alteren tu equilibrio emocional. Asume que esa es su opinión y que no la vas a cambiar. Por tanto, puedes zanjar el tema diciendo: “Comprendo que esa es tu opinión, aunque no la comparto. Creo que no tiene sentido seguir hablando del tema”.
Las personas prejuiciosas terminan siendo víctimas de sus propios prejuicios
Si eres una persona prejuiciosa, debes saber que estás en desventaja social. Un grupo de psicólogos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich descubrió que los prejucios solo son útiles a corto plazo, para formarnos una idea rápida de la persona que tenemos delante, pero a largo plazo llegan a ser limitantes y dañinos.
En el experimento, los psicólogos hicieron que los participantes se involucraran en un juego por ordenador donde las personas podían seguir dos estrategias: ser amables o antipáticas. Sin embargo, si un jugador era amable y se encontraba con otro que no lo era, perdía. Por tanto, las personas podían decidir qué estrategia adoptar, también basándose en un análisis rápido de su contrincante, en un prejuicio.
Los psicólogos constataron que las personas prejuiciosas no aprendían de sus errores, por lo que no eran capaces de ajustar su comportamiento y seguían perdiendo. El problema es que los prejuicios no nos sirven como brújula cuando las situaciones sociales son más complejas y solo hacen que juzguemos mal o de forma parcial a la persona que tenemos delante, haciendo oídos sordos a las señales que nos indican que vamos por mal camino.
Dado que las personas prejuiciosas solo se fijan en una característica, suelen perder de vista el cuadro global, y eso hará que pierdan muy buenas oportunidades o que se aíslen socialmente.
Fuente:Chadefaux, T. & Helbing, D. (2012) The Rationality of Prejudices. PLoS ONE; 7(2): e30902.