No tengo margaritas
ni rosas para darte,
tampoco tengo lirios
ni flores de mi valle.
Si acaso una sonrisa
y el beso que te manden
los labios temblorosos
curtidos por el aire.
Tampoco mis palabras
están para alegrarte,
carecen de atractivo
y surgen solo frases.
Palabras inconexas,
preludios innombrables,
suspiros que se pierden
por sendas y solares.
Entonces me pregunto
si acaso tú lo sabes,
si entiendes lo que pienso
y quieres ayudarme.
Susurros y poemas
confunden realidades,
se mezclan en los versos
dejándoles vinagre.
No sé por qué me siguen
tus ojos por la calle,
camino con soltura,
sin prisa y con donaire.
No busco en los rincones
crueles realidades,
ni quiero que las dudas
me abrumen y me asalten.
Prefiero los cometas
de sueños virginales,
que suben a los cielos
huyendo de la cárcel.
Hay mieles retenidas
y ceras a raudales,
con lindas mariposas
perdidas en el Hades.
Si acaso, de esos sueños,
te ofrezco lo que salen,
castillos en la arena
y versos desiguales.
Poemas inconclusos
que saben a saudades,
bañados en locuras
de niños y mortales.
"...No tengo margaritas,
confieso en esta tarde,
y espero lo comprendas
y aceptes que te ame..."
Rafael Sánchez Ortega ©
01/11/15