Cuando estaba en el bachilleres, recibimos la visita de un par de policías que fueron a invitarnos a ingresar a la academia para convertirnos en uno o una más de ellos. Era una mujer que habló un poco, y un hombre que habló con verdadera energía. Lo más relevante de su discurso fue una parte en la que mencionó -con sus palabras- que era genial entrar al barrio y que los demás le vieran a uno uniformado y con la pistola; quiso decir: "siendo alguien", "alguien con poder", "alguien con autoridad". Lo decía de un modo alegre y simple, nada que ver con poses de El padrino; más bien podría haber emulado a Cantinflas. Se trataba de una persona sencilla que había resuelto su vida con el salario que podía tener en un trabajo que implicaba riesgo y desgaste físico. No era una opción conveniente para mi grupo de compañeros; sé que no, al menos para los compañeros con los que yo me relacionaba. Pero había sido bueno para él.
A veces te ofrecen algo que no te conviene; algo que es bueno para otros, pero no para ti. Siempre me ha llamado la atención como no todo es para todos.
Silvia Parque