Noche de ánimas en Trasmoz

Me gusta más el nombre castellano de “noche de ánimas”  o “noche de difuntos” que la más difundida “Halloween” (demasiado americana).  Desde luego, son mucho más antiguas las tradiciones relacionadas con los difuntos en este viejo continente, y una con especial renombre en Aragón es la noche de ánimas de Trasmoz, en las comarcas de Tarazona y Moncayo.

Hace décadas, los vecinos de esta pequeña localidad homenajeaban a sus difuntos el último día de octubre con una misa y una procesión, iluminada por calabazas, desde la Iglesia parroquial hasta el cementerio, en un recorrido lleno de velas por cada ser querido desaparecido.  Era importante no dejar a ningún familiar, no olvidar la norma de una vela por cada difunto, porque de no ser así, se te aparecía en la macabra procesión para recordarte tu olvido.  Hoy es una gran fiesta turística, como la que hacen en julio: la Feria de Brujería, Magia y Plantas Medicinales del Moncayo.

No faltan ni los bocatas de longaniza o panceta en sus animadas calles llenas de disfraces.

 

Son tres los edificios importantes en esta celebración: el castillo, el cementerio y la iglesia.  En esta se hacen toda clase de eventos: cuenta-cuentos de terror, concurso de poesía de miedo, concierto lírico, taller de maquillaje, etc.  Estaba muy concurrida y animada.

El cementerio permanece abierto toda la noche para poder honrar a los difuntos (y asustar a los vivos).  En el se pueden leer unos versos de Gustavo Adolfo Bécquer: “En estos escondidos rincones, último albergue de los ignorados campesinos, hay una profunda calma: nadie turba su santo recogimiento, y después de envolverse en su ligera capa de tierra sin tener siquiera el peso de una losa, deben dormir mejor y más sosegados”.

El Castillo de Trasmoz ha inspirado muchas leyendas relacionadas con brujas y aquelarres.  En la actualidad, este castillo es propiedad de Manuel Jalón Corominas, inventor de la fregona.

Su torre del homenaje sirve de centro de exposiciones y completa el paseo terrorífico por la población.  Se exponen objetos encontrados en las ruinas de la zona, parte de su historia y algunas curiosidades.

 

Después de contemplar el cuadro “Aquelarre en Trasmoz”, es hora de volver con las calabazas y los fantasmas.  Me lo pasé de miedo.