Este 5 de enero, el primero de Cecilia, ha sido de los más bonitos de mi vida y he tenido que reprimirme las lágrimas más de una vez. Primero en la plaza, al pasar la mágica comitiva, rodeada por familia y amigos, con las carcajadas de Cecilia en mitad del barullo. Después, en el teatro, donde Melchor la ha sentado en su regazo y le ha hecho entrega de un regalo mientras ella le devolvía una mirada curiosa y un tirón de la barba.
Y tanto he reprimido la emoción, la Felicidad, que he tenido los ojos brillosos para cerrarlos ahora y esperar el día de mañana con toda la emoción dentro.