Tengo la dicha dorada
y me saludan los astros.
Con cada sol me levanta
el calor de tus abrazos.
Quiero desde mi ventana
cuando se alejan tus pasos
acelerar la mañana
para volverte a mis brazos.
Cuando me miras me enciendes
porque dibujas mi canto.
Ya ni la ciencia comprende
por qué nos queremos tanto.
Estoy que no me acostumbro
a que te quedes tan sola.
Sé calcular los segundos
de tanto mirar la hora.
Y yo que vuelvo y te busco
tengo el jardín preparado
para volverlo conuco
y así traerte a mi lado.
¿Qué es lo que tiene el camino
que me conduce a tu patio?
¿Qué es lo que tiene contigo...
tú sabes... cómo expresarlo?
La noche, ¿cuándo comienza?
¿Dónde terminan tus labios?
¿A qué lugar nos acerca
aquello de lo que hablamos?
Cristino Alberto Gómez
10 de junio de 2022