Revista Diario

¡Nos toca!

Publicado el 11 septiembre 2010 por Hesterprynne
La amistad no es necesaria, como la filosofia, como el arte, etc. no tiene valor de supervivencia; sin embargo, es una de esas cosas que da valor a la supervivencia. (C. S. Lewis)
Al principio de todo, en un momento que me parece antiguo y aquí al lado, todo a un tiempo, las vimos en la clínica de reproducción asistida y supimos que eran, como decimos mi bruja y yo, “hermanas”.Esa es nuestra palabra clave cuando hablamos de chicas que entienden. Vamos a comprarnos unos zapatos, por ejemplo, y al salir podemos comentar: “La dependienta era una hermana”. Como el gaydar nos funciona de maravilla (o ambas lo tenemos igual de escacharrado), solemos estar de acuerdo.El caso es que en la clínica estábamos fascinadas porque ya llevábamos no sé cuántas citas y en la sala de espera (donde pasábamos mucho más tiempo que en la consulta y devorábamos diezminutos y prontos con la excusa del aburrimiento) solo habíamos visto a parejas heterosexuales. Muchísimas de ellas. Boyante el negocio de la fertilidad y qué mal está el semen de los maridos españoles, oiga usted.A lo largo de todo este proceso nos hemos dado cuenta de que hemos sido pioneras porque lo de la bollomaternidad legal, es decir, de esa que hace constar a dos madres en un libro de familia (de la otra ha habido desde el principio de los tiempos), todavía no se ve mucho y en todas partes –hospitales, ventanillas de diversa índole, tiendas premamá…- hemos causado sorpresa y desconcierto.Pero al principio, en nuestra inocencia, pensábamos que la clínica de reproducción asistida iba a estar llena de madres sáficas hablando de su ciclo menstrual y de su chica L Word favorita. Nunca me imaginé que Belén Estéban iba a ser la reina del revistero de ese lugar.Así es que os imaginaréis que cuando nuestro gaydar hizo bip bip bip no tuvimos más remedio que saludarlas. Fue un simple “Hola chicas, ¿cómo lo lleváis?” que se podría traducir como “somos bolleras, sabemos que vosotras también, sed nuestras amigas porque no soportamos más este lugar”.Resultaron bien majas y coincidió que estaban en la etapa de la inseminación como nosotras. Seguimos en contacto desde entonces y llevamos un proceso muy similar, incluso pasamos a intentarlo por in vitro al mismo tiempo.Total, que nos hicimos amigas y empezamos a quedar, a marujear sobre nuestras doctoras, a compartir nuestros sueños maternales y a ponernos nerviosas y esperanzadas juntas.Ellas se quedaron embarazadas tan solo un poquito antes que nosotras. Nuestros bebés nacerían en septiembre. Las dos madres biológicas han tenido embarazos difíciles e incómodos y las dos madres del corazón hemos intercambiado desazones y consuelos. Cuando nos dijeron que los dos bebés serían niñas, empezó la lluvia de nombres y la decisión de vernos mucho para que las pequeñas creciesen y jugasen juntas. El hecho de tener familias similares será bueno para ellas, pues probablemente en sus colegios aún no haya tantas.Anoche nació la primera de nuestras niñas, la de ellas. Un precioso bebé regordete y mucha emoción en la voz cuando nos lo contaban.Por fin llegó el momento.¡Nos toca!Nos han dado la vez.

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