Recuerdo pocas cosas de Verano Azul. Es más, creo que sólo recuerdo la cancioncilla de la serie (con toda la pandilla subida a sus bicicletas, silbando, tan alegres), un capítulo en el que la pandilla se dedicaba a limpiar la playa de desperdicios y la escena en la que uno de ellos (¿era Javi o era Pancho?) corría a avisar a los demás de que Chanquete había muerto (y seguro que si recuerdo la muerte de Chanquete es porque la han puesto en programas sobre "los momentos más vistos de la TV" mil veces).
Confieso que he canturreado alguna vez eso de "Del barco de Chanquete, no nos moverán... Del barco de Chanquete, no nos moverán, lalalalalalaaa...". Y justo ese lalalala es el que evidencia que apenas recuerdo la canción (aunque sí a Julia, tocando la guitarra con toda la pandilla cantando a coro).
Y a pesar de que lo poco que recuerdo de Verano Azul son un par de escenas, dos cancioncillas y parte de un capítulo, recuerdo otras muchas cosas de la época en la que la veía.
Recuerdo las cintas del VHS en las que grabé algún capítulo (que, por cierto, al cabo de los años encontré perdido cuando quería grabar otras cosas), recuerdo la terraza de mi casa todavía sin cristalera, no recuerdo que el calor de aquel entonces fuera sofocante en Madrid, pero quizá porque yo no estaba en Madrid sino en el pueblo, aunque no estoy muy segura. Sí que recuerdo a mi abuela pelando judías verdes, a mis Barbies esparcidas por suelo del salón o el pánico que me daba la piscina por aquel entonces.
Qué bien que Verano Azul haya cumplido 30 años, ¿no? Y qué mal, a veces, sentir que te estás haciendo mayor.