Ea, porque sí. Así es esta nota mental que me apetecía escribir porque anda que no hace días que no escribo con mi voz en este blog mío (y no disfrazada de microrrelato o de entradita caótica como la del día 30). Necesitaba una nota mental por varios motivos, entre otros, porque no sería yo si no viniera aquí por estas fechas a despotricar del estrés que estos días me pega a la silla como superglú (con tilde española), y hace que me piquen los ojos de tanto que leo y subrayo y releo y repaso y escribo y resumo, y a quejarme de que se me empañan las gafas del humo que me sale de la cabeza. Y es que siempre viene de perlas, por qué no, pasarse por el blog de una misma a decir que una misma está harta de los exámenes mismos. Que siempre es bonito compartir el estrés, que sabe a menos.
Como es bonito venir aquí a dar agradecimientos y abrazos a los 750 seguidores del blog (que perdonad que los abrazos sean cibernéticos, pero me pilláis lejos y como sois 750, es posible que acabara con agujetas) porque es por vosotros por lo que esta bitácora sigue abierta, porque gracias a cada comentario (a los que ultimamente no les hago mucho caso, perdón), yo sigo aquí quejándome de los exámenes y escribiendo esos cuentos que de vez en cuando se me ocurren y me recuerdan que yo he nacido para escribir.
Hablando de escribir, hoy mientras estudiaba se me ha ocurrido una idea (¿qué idea?, el público se pregunta), pues una idea para escribirla, por supuesto. Que no sé yo si cuajará, pero que me ha parecido divertida y me he sentido un poco menos mal cuando la he visto en mi cabecita, rondando por ahí, buscando a las neuronas que dan la orden a mi cerebro para que diga: "manos, dejad el rotulador verde fosforito y el manual de Derecho Constitucional a un lado y poneros a aporrear en el teclado una pequeña idea que a la lumbreras esta se le ha ocurrido". Y ahí que me he puesto. Y la idea no tiene más de quince líneas, pero yo me he sentido feliz en medio del caos examénico de estos días.