Como es bonito venir aquí a dar agradecimientos y abrazos a los 750 seguidores del blog (que perdonad que los abrazos sean cibernéticos, pero me pilláis lejos y como sois 750, es posible que acabara con agujetas) porque es por vosotros por lo que esta bitácora sigue abierta, porque gracias a cada comentario (a los que ultimamente no les hago mucho caso, perdón), yo sigo aquí quejándome de los exámenes y escribiendo esos cuentos que de vez en cuando se me ocurren y me recuerdan que yo he nacido para escribir.
Hablando de escribir, hoy mientras estudiaba se me ha ocurrido una idea (¿qué idea?, el público se pregunta), pues una idea para escribirla, por supuesto. Que no sé yo si cuajará, pero que me ha parecido divertida y me he sentido un poco menos mal cuando la he visto en mi cabecita, rondando por ahí, buscando a las neuronas que dan la orden a mi cerebro para que diga: "manos, dejad el rotulador verde fosforito y el manual de Derecho Constitucional a un lado y poneros a aporrear en el teclado una pequeña idea que a la lumbreras esta se le ha ocurrido". Y ahí que me he puesto. Y la idea no tiene más de quince líneas, pero yo me he sentido feliz en medio del caos examénico de estos días.