Revista Diario

Nuestra Primera Perreta Infantil.-

Publicado el 26 febrero 2012 por Elva
Nuestra Primera Perreta Infantil.- Hoy hemos sufrido nuestra primera "Perreta Infantil". Ha sido espectacular. Veinte minutos de llanto sin motivos. Pero tal como empezó la superamos. Mucho antes de tener al piojo tenía claro que nunca dejaría que un hijo mío lograra lo que quisiera porque se pusiera a llorar como un energúmeno. Nunca he podido entender a esos padres que por callar a sus hijos le compran o dan lo que quieren.Hoy, el piojo lo intentó. No lo consiguió.
Estaba terminando de preparar su comida y en un momento abrí la nevera. El piojo ,que estaba conmigo en la cocina, porque quería comer su "puyé"(puré) vio los yogures y empezó yurrrrrrrrrrrrr...yurrrrrrrrrr... Le expliqué tranquilamente que se lo comería de postre y él siguió con el yuuuuuuuuuuur....yuuuurrrrr... Cada vez gritaba más y empezó a llorar como un loco. Para mi sorpresa logró abrir la nevera. Sinceramente, no sé cómo tiene tanta fuerza pero abrirla la abrió y no una sino un par de veces. Yo la cerraba y él la abría.
Terminé de calentar el puré e intenté ponerle un babero, una especie de baby, ahora que quiere comer todo él sólo hay que blindarlo para que se manche lo menos posible. Nada era imposile.Seguía con su pataleta. ahora ya no pedía el yuuuuuuuur sino del teteeeeeeeeeee.
No, no estaba dispuesta a ninguna de las dos cosas así que lo llevé al salón, lo senté en el sillón y le pedí que se tranquilizara. Nada seguía llorando y al ver el tablet del padre comienza gabooooooo...gabooooo. Quería que le pusiese un juego de un perrito que va repitiendo todo lo que le dices. Nada no se lo dí e intentó trepar por el mueble.
Volví a sentarlo en el sofá. Yo cogí una revista de viajes me senté y me puse a leer, ejemmm, a hacer que leía. El piojo se quedó alucinado. Me miraba extrañado sin parar de llorar pero iba parando de vez en cuando. De pronto decidió que no le estaba sirviendo de nada se sentó a mí lado y se puso a ver conmigo la revista.
Un par de minutos después tras comprobar que nos habíamos calmado lo llevé a la cocina, le coloqué el babero y comió tranquilamente.
Quizás, alguien que hubiese visto la situación me  hubiera tratado de mala madre pero yo no voy a consentir que un niño de veinte meses pueda más que yo y consiga desde ya todo lo que quiera. Con calma. Mucha calma podemos hacerles entender de buenas manera qué es lo correcto y que todo no se puede tener siempre.
¿Qué hubiese hecho tú? ¿Has vivido ya una "perreta infantil"?

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