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Nuestro descontento cuenta

Publicado el 22 enero 2013 por Yusnaby Pérez @yusnaby

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Quisiera compartir con ustedes algunas de mis experiencias en cuanto a las elecciones en Cuba. No es secreto para nadie las características peculiares que tiene este sistema de voto popular en nuestro país y muchas veces la falta de “poder expresar en concreto” nuestro deseo.

Para entender bien cómo funcionaba este sistema, en las elecciones pasadas decidí participar como “Presidente” de un colegio electoral en el municipio Centro Habana. Así logré conocer las fallas y los errores del sistema electoral; y me gustaría aconsejar a todos los cubanos que este 3 de febrero tendrán la oportunidad de reflejar su “opinión” en las urnas.

Los opositores o molestos con el sistema se han caracterizado por “no votar” en las elecciones, y están en todo su derecho. La ley electoral dice que todo ciudadano cubano mayor de 16 años tiene derecho a votar o no, y en ambos casos a que sea contabilizada su acción. O sea, que si Juanita no vota se debería contar en el parte nacional como que no votó afectando el por ciento de asistencia. Pero así no es como funciona.

Los partes de asistencia a las urnas se basan en el listado de electores que es elaborado por la oficina de “Carnet de Identidad”. Este registro de electores es un completo desastre; contiene errores en los nombres y direcciones, añade fallecidos, y excluye electores por error (intencional o no). En mi caso particular en las elecciones pasadas mi nombre no aparecía en el listado de electores (y yo era el presidente de ese mismo colegio electoral). Lo que se nos orienta hacer es que cuando venga un elector que no aparece en el listado, se le registran los nombres, se les añade a la lista de “Agregados” y se les deja votar. Estos nuevos ingresos si contarían en el por-ciento de asistencia. Ahora, ¿qué pasaría con los que deciden “no votar” y no aparecen en los listados? Simplemente no cuentan, no existen, no se les contabiliza como que no votaron; nada.

Si usted “decide” no votar, tiene todo su derecho, pero al menos compruebe que su nombre aparece en los listados el día de las elecciones para que así tenga efecto su decisión. Es necesario que haga lo que haga, su decisión cuente. Además, si usted no desea votar pero va al colegio electoral correspondiente y comprueba que su nombre no aparece en la lista, tiene todo el derecho de pedir que se anulen las votaciones, pues se le está sustrayendo su derecho constitucional. Existe un mecanismo para agregar al que no aparece y quiere votar, pero no existe para agregar al que no quiere votar.

Es muy común que Carnet de Identidad (por órdenes de inmigración) borre de la lista a los cubanos residentes en Cuba que por motivos personales se encuentren de viaje en el exterior. Así, se quitan una gran cantidad de inasistencia. Estos cubanos que están de viaje tienen todo su derecho al voto. ¿Qué pasaría si uno de ellos regresa a Cuba un día antes de las elecciones y se presenta a votar? Pues simplemente se le incluye en la lista de “Agregados” y le dejan votar, pero…. ¿y los que no regresan a Cuba en tiempo para las elecciones? Simplemente no cuentan. Si usted tiene algún familiar de viaje, verifique que su nombre aparece en el listado de electores el 3 de febrero, y si no, reclámelo, está en todo su derecho.

Si su caso es como el mío, que tenemos al CDR detrás y tenemos que “votar”, no pasa nada. Vaya a su colegio electoral, si no aparece en el listado se le agregará y luego tendrá en sus manos la boleta. El voto es completamente anónimo. A la hora de contar los votos nadie sabría cuál ha sido su boleta. Si usted desea mostrar su descontento, siempre tiene la opción de dejar la boleta en blanco o anularla; y esto contará al final entre el número de boletas “no válidas”. El estar obligado a “votar” no significa que usted tenga que votar por un candidato, lo que usted haga con su boleta, repito, será secreto.

Si usted vota por “todos”, le está dando su voto al futuro presidente de Cuba (que ya sabemos quién es) multiplicado por la cantidad de candidatos en su boleta. O sea, si su boleta tiene 7 candidatos y vota por todos, le está dando los votos a esos siete que luego ellos (en su totalidad sin duda alguna) votarán por “Raúl”.

Sabemos que los medios como la televisión, la radio y la prensa, están lanzando un bombardeo continuo diciendo que “Votar por todos” es el voto de la Patria, etc. No nos engañemos, esto sucede por un error que tiene la ley electoral. La ley dice que saldrá el candidato que tenga el 50%+1 de los votos. Por supuesto, cuando hay 7 candidatos o más (como es el caso de estas elecciones) y sabiendo que no conocemos a ninguno de ellos, se haría difícil que votando sólo por uno de ellos alguno llegase al 50%+1. Por eso se inventaron el “siniestro” voto por todos. Así todos al final acumularían el por-ciento suficiente y saldrían electos en su conjunto. Luego pasa lo de siempre, tenemos la asamblea nacional llena de gente (600 personas aproximadamente) y ellos allá arriba hacen lo que les ordena “el compañero Fidel”.

Este 3 de febrero está en nuestras manos mostrarle al gobierno nuestro descontento, votando o no, pero en ambos casos haciéndolo responsablemente y verificando que cuente nuestra decisión. No podemos cambiar mucho, pero al menos podemos lograr una cifra alta en boletas en blanco, anuladas e inasistencia a las urnas.


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