Nuestros ilustres clientes cordobeses: los escritores.

 Continuamos con un resumen de la revista "Select Table" de enero de 2010:
"Tres de los mejores meseros latinoamericanos nos hablan de sus clientes".
 Ellos son: Miguel Ansaldi, Vinicius Zamudio y Dionisio De Niza.
Resumen de lo que encontrarán en la revista:
Queremos mencionar especialmente y a modo de homenaje a un grupete de jóvenes que se dedican a escribir y gozan de cierto prestigio en el ámbito local. Adoramos sus escritos; compramos sus cosas; les tenemos ternura.
Entraron todos juntos, gritando, ignorándome. Querían juntar mesas sin pedirle permiso a nadie. Allí fue que les paré el carro. La pandilla tuvo que esperar el armado de la mesa por parte de personal idóneo. Ninguno dijo una palabra. Por suerte. He fajado a clientes por menos.
   Lucas Tejerina: Amagó con pedir un mate cocido con pan casero, pero cambió de repente y pidió una lágrima en jarro con dos muffins.
Iván Ferreyra: El más cheronca. Quería comer sushi. Lo miré como sólo un mozo puede mirar. Me sonreí como sólo un mozo puede sonreír.
   José Playo: El más amigable. El Fantino del grupo. Quería comer un choripán. Ídem anterior. Le tuve que decir: ¿Perdón, usted leyó la carta, señor?
     Emanuel Rodríguez: El más extraño. Mini cresta, mochila rip curl, pero una cara que no le correspondía. No se animaba a pedir nada. Parecía como de una secta.
      Horacio "Cabezón" Sotelo: Un capo. Fue al grano pues. Se pidió un porrón con manises y a otra cosa.
   Nicolás Marchetti: Un chico muy serio. Parece muy joven. 15, 16, quizá. Pidió una seven con limón exprimido. Criticó que el limón haya sido de Minerva. Le respondí: es el limón que tenemos acá, señor.
     Pablo Natale: Tenía un olor a axe marine que casi me tumba. Muy tímido e indeciso. Balbuceó algo pero no lo entendí. Le llevé un sánguche de milanesa con una ser citrus.   
  
Alguno habló sobre la muerte de los blogs. Yo, con mi bandeja bajo el brazo volví a mi sonrisa. Uno dijo: El blog esta muy bastardeado. Aquí ya me comenzó a dar bronca tanta estupidez. Bueno, hablaron un par de cosillas aburridas, pero breves, por suerte y luego otro la remató diciendo: Bueno, che, no todos somos Borges. Obviamente, propina menos del 4 %.