"Nuevos amigos",
Tomi Ungerer,
Kalandraka, 2018
Oportuna edición de "Nuevos amigos", que fue Premio Andersem 1998, en una sociedad no siempre abierta a los cambios y a las nuevas formas de vivir. Nos encontramos con Rafi Bamoko, un niño africano que se está mudando, con sus padres, a otro barrio y que espera hacer nuevos amigos, mas estos no llegan y el chico decide crearlos él mismo, con sus herramientas y materiales reciclados que va sacando de aquí y de allí. Es tanta su afición que una vecina, de su misma edad, Ki, de familia china, decide preguntarle por sus creaciones extrañas y le propone hacerle los vestidos a estos amigos de ficción, ya que a ella le gusta mucho coser.Rafi y Ki proceden de dos culturas distintas y tienen distintas maneras de ver el mundo, pero se alían y deciden ser amigos y sus familias lo entienden de la misma manera. Con el tiempo estos chicos amplían sus obras que llaman la atención de un museo, como arte urbano o arte-basura. Rafi y Ki se unen y forman la marca Rafiki y siempre seguirán en este proceso en donde la imaginación no tiene fronteras.El relato nos implica, sobre todo, porque se ríe de los tópicos y de los prejuicios. Es una crítica al racismo, a la intransigencia y una llamada de atención a la aceptación de la diversidad cultural y social. No hay que rechazar lo nuevo por sistema porque, es posible, que nos acabe interesando, es posible que nos abra los ojos y nos haga ser mejores, más creativos, más ricos en ideas y en la percepción del mundo, que buena falta nos hace.Es hermoso ver la evolución de estos dos niños y ver cómo siguen con su obra y como, de la necesidad de hacer amigos, surge un proceso de creatividad que no tiene fin, un proceso que madura y se hace sólido.Las ilustraciones, llenas de ilusión, de color, de luz, con un toque surrealista, se afianzan en este hermanamiento de culturas, en este saltarse las convenciones y de mostrar que lo distinto no tiene por qué ser malo, sino, simplemente, distinto y, con seguridad, enriquecedor."Nuevos amigos" es un texto, ya clásico, destinado a los niños desde 6 años, muy oportuno, como decíamos, porque supera el tabú de las razas, aborda con humor la mezcla de culturas y soluciona los posibles conflictos con una sola palabra, amistad. Por otro lado nos interesa mucho el concepto de arte a partir de materiales de reciclaje, un arte que, al principio, no entieden los vecinos que critican esta manera de funcionar y que acaba siendo objeto de atención de un museo. Un buen tema para la reflexión, de eso no nos cabe duda. Y un buen tema para que los más pequeños crezcan sin clichés, en una sociedad plural y tolerante.