No hay dos sin tres. Que se lo digan a los que ya son padres de dos criaturas y por imprevistos del destino lo vuelven a ser por tercera vez, mientras esperan encontrar de nuevo un empleo.
Buscarle tres pies al gato… Siempre he creído que los gatos no tienen pies sino patas. Pobre del gato que tenga pies, irá directo a un circo o a un laboratorio para investigarlo.
Y aquello que a veces decimos: “en aquel viaje les pasaron, las mil y una”. Al oír esto pienso: “mil calamidades en un sólo viaje hará que nunca más viajen por el miedo de volver a sufrir”.
Parece en cualquiera de los tres casos que los números sean gafe, números malditos. Pobres, ya tienen bastante con el sufrimiento de que a mucha gente no les agraden por culpa de las matemáticas.
Les han colgado un Sanbenito injusto que parece eterno. Aunque, no hay mal que cien años dure, por suerte!