No dejes de escribir, aunque el colectivo te maree y la luz azul te deje ver muy poco. Aunque no estés un segundo sin correr, aunque la motivación decaiga. Uno tiene que poner prioridades y la salud de uno está primero, la escritura es mi remedio.
Por más de que esta vida parezca ser una corrida contra corriente, una lucha contra la marea, un monte empinado. No hay que dejar de hacer lo que uno ama. ¿Qué es lo que uno desea? Es lo más importante, cuando uno descubre eso, los caminos se abren solos.
No dejes de escribir, tu palabra importa. Siempre.