Nunca fue fácil….nunca fui tierno…

Y yo la abandone porque me fue preciso…, sonaba el bolero, y  mientras tanto la noche de domingo terminaba en cualquier parte del mundo…en la barra de madera, dos gintonics en copa de balón,  y una música que habla de amor, al fondo sentados en los sillones, cerca de la cortina de cretona, en lo oscuro, dos amantes se besan al unísono.

Dos gintonics que se mueren, por no ser bebidos, dejando poco a poco que los hielos que los componen se deshagan, nosotros, otros dos no tan amantes, también quietos mirándonos, derretidos en nuestro deshielo de indiferencia. Un trozo de vida insensible reside en mi cuerpo, tú tierna, simple, miras mis manos y vuelves a rozarme, dejando tu mano encima, mano que contrasta con la madera oscura de falso caoba.

Mi mano añora las caricias, busca tu mano, su tacto, su suave tacto, ser todo, dejar todo por ti, otra vez, ¿que importa la vida? las copas lloran por fuera por tanto amor incomprendido, el hielo todavía está frío, pero suave se deshace en pasión.

Sin embargo, nadie, ninguno, ni tú ni yo, ni los dos a la vez, habla, se disculpa, se abraza, grita, se manifiesta, se mantiene la invisible pared que nos separa, nunca fue más cierta esa muralla que separa a dos seres que buscan escapar de la normalidad.