La Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional de Capital Federal dictó sentencia condenatoria contra los militares acusados de delitos de lesa humanidad; Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera recibieron la pena máxima a reclusión perpetua, en tanto que Roberto Viola fue condenado a 17 años de prisión; Armando Lambruschini y Orlando Agosti recibieron penas a ocho y cuatro años respectivamente. El lugar que habían ocupado durante los años de la dictadura dotaba al fallo de carácter extraordinario, habida cuenta del escaso período de tiempo transcurrido desde la recuperación del orden constitucional y de tratarse del primer proceso llevado a cabo por desapariciones y asesinatos masivos desde los juicios de Nüremberg.
El entonces presidente de la República Raúl Alfonsín ordenó el inicio del histórico proceso, aún con la expectativa de posibles represalias debido al poder que conservaban los militares en las sombras; el precedente fue fundamental para sentar posteriormente en el banquillo de los acusados a los militares dado que fueron juzgados por la justicia civil. Strassera desempeñó un rol fundamental durante los cuatro meses en los que se extendió el debate oral y público, y su alegato final se convirtió en una pieza jurídica de extraordinario valor debido a su contenido tanto académico como humano.
Se analizaron 281 casos en base al informe elaborado por la Comisión Nacional de Desaparecidos, que fueron evaluados de manera sólida y contundente por el fiscal al momento de las conclusiones finales, quien no dudó en calificar el accionar de la dictadura argentina como un plan criminal ejecutado por aquellos violentos para quienes se reserva el séptimo círculo del infierno en la obra de Dante Alighieri. Las atrocidades cometidas como secuestro, tortura y asesinato no pueden calificarse como hechos políticos o contingencias del combate, porque el sadismo no es sino una perversión moral, proclamó.
Aún habiendo observado el momento en que Strassera cierra sus conclusiones ante el Tribunal interviniente una y otra vez, la imagen que más me conmociona no es la que refleja los aplausos y vítores de los asistentes, ni la mirada de los acusados que se encontraban tan próximos al fiscal que casi hubieran podido tocarlo, ni el visible esfuerzo de los jueces para mantener el orden en la sala. La visión que me resulta atrozmente conmovedora es la de la mujer que se encuentra sobre uno de los palcos y llora desesperadamente y sin consuelo, luego de escuchar las palabras finales del acusador público: “Señores jueces, nunca más”.
La fotografía pertenece a la web y refleja al fiscal Strassera al momento de pronunciar su alegato; a la izquierda se encuentran los condenados a reclusión perpetua Videla y Massera.
Tu Costado Femenino
A Juan Domingo arribamos con Andrea y María una noche durante la semana pese a la perspectiva laboral del día siguiente, seducidas por la propuesta del trío conformado por tres mujeres, cada una de ellas referente de un género musical: Tu Costado Femenino. Karina, Cecilia y Lucía se amalgaman en un espectáculo en el que no falta el humor y predomina el talento.
Tango, jazz, bossa nova en voces conjuntas o singulares, un tinte teatral y la versatilidad de las intérpretes que despliegan cada una su propio costado femenino configuran una propuesta tan seductora como original, para disfrutar conectando a pleno con la energía yin mientras resuenan las voces poderosas de las artistas.
La fotografía corresponde a la página de Facebook de Tu Costado Femenino.
Artesanías de crochet y plata
Ecuador posee tradición artesanal producto de la creatividad y laboriosidad de los pueblos originarios, verdaderos expertos en el diseño de joyas con metales nobles que han situado al país a la vanguardia dada la calidad de su producción. Oro y plata se combinan con otros materiales para configurar piezas originales, que pueden encontrarse tanto en joyerías como en tiendas de diseñadores y ferias.
La Ronda es la calle emblemática del Centro Histórico de Quito, un enclave mágico que conserva la tradición de arte y cultura de la ciudad. En La Ronda hay esculturas, locales de diseño, aroma a cacao y artesanos que trabajan tanto la paja toquilla como la plata para crear recuerdos únicos: de allí proviene esta pulsera combinada de plata y crochet, tejida con hilos cuya sinfonía de verdes remontan al color de la Amazonía ecuatoriana.