Nunca se sabe...

Publicado el 11 agosto 2012 por Pluvisca

Foto: Edouard Boubat-Paris 1951


Adamsberg se esforzó en ahuyentar el ciervo de su mente. No quería entrar en la habitación del hotel con toda esa sangre en la cabeza. Esperó detrás de la puerta, frotando sus pensamientos, despejando su frente, introduciendo en ella a marchas forzadas nubes, canicas, cielos azules. porque en la habitación dormía un niño de nueve meses. Y con los niños nunca se sabe. Son capaces de traspasar una frente, de oir rugir las ideas, de sentir el sudor de la angustia y, como colofón, de ver el ciervo destripado en la cabeza de un padre.
Fragmento de "La tercera virgen" de Fred Vargas