Revista Talentos
Un cuadro perfecto: mesa de vidrio, café caliente, tú y yo. Cada mañana era perfecta con tu taza en la mano. Lo nuestro era un pacto pacífico sin llegar a más. Pero firmaste un «Sí, acepto» en letras marrón. Antes nada te ataba. ¡Vete! No más piedras en el riñón.