No ha sido nada fácil, he sufrido como un condenado y no me he encontrado cómodo en toda la carrera. Los últimos kilómetros han sido un infierno pero lo he conseguido, he aguantado y he llegado hasta la meta. He tenido la suerte de compartir experiencias y palabras con otros amigos los días previos, he conocido a nuevos bloggueros entre ellos Jan con el que he hablado mucho los minutos previos antes de empezar la carrera. Con Ricardo, Fernando, Oscar, Triatlón Nazareno, Lay y tantos otros cracks.
He experimentado muchas emociones, todas distintas y cada una en un momento concreto. Me he sentido afortunado cuando he visto a Irina y a mis amigos (Rocio y Javi) en el kilómetro 35, cuando parecía que no podía más ellos me han dado ánimos para seguir. Han pasado muchas cosas, he vivido mil experiencias únicas. Charlie un millón de gracias por acompañarme esos 2 últimos kilómetros no te haces una idea de lo que me has empujado, mil millones de gracias amigo, nunca lo olvidaré.
He sentido ganas de llorar al entrar al estadio y ver que lo iba a conseguir. He disfrutado de cada metro de pista y he lanzado un grito al cielo cuando he cruzado la meta. La sensación es indescriptible. Me dejaré mil cosas en el tintero que luego recordaré. Me he abrazado a Adriano que estaba en el túnel nada mas entrar y nos hemos dado la enhorabuena, me he quitado el chip con mucha dificultad y me han puesto una toalla y una medalla sobre los hombros. Ha sido una experiencia única e irrepetible y quedará grabada en mi memoria como mi primer maratón, el primero, solo hay uno y ha sido el 13 de febrero de 2011 en Sevilla. En 4 horas y 50 minutos. Lo he logrado.