Revista Literatura

Oculto (Mark Strand)

Publicado el 07 febrero 2020 por Enrique.arbe @enriquearbe
Al hablar de su poema "La anciana y la estatua", escribió Wallace Stevens:

En el poema no hay nada automático, pero sí tiene un aspecto automático, en el sentido de que es lo que yo quería que fuera, sin que supiese, antes de escribirlo, lo que yo quería que fuera, aunque antes de escribirlo sabia lo que quería hacer.Esta es una de las descripciones más precisas que conozco del llamado "proceso creativo". Y me parece que aclara muy bien por qué las discusiones sobre el oficio son, en el mejor de los casos, precarias. Lo que hacemos lo sabemos solo después. La mayoría de los poetas, creo, se siente atraído por lo desconocido, y la escritura es para ellos una manera de hacer visible lo desconocido. Y si aquello que buscamos está oculto o es desconocido, ¿cómo abordarlo usando medios predecibles? Confieso que en mí hay un deseo de olvidar el saber, sobre todo cuando me dispongo a trabajar en un poema. Jung lo sabía cuando dijo: "Mientras nos encontramos inmersos en el proceso creativo, ni vemos ni comprendemos, y de hecho no debemos comprender, pues nada perjudica más a la experiencia inmediata que el conocimiento". Y también lo sabía Stevens cuando escribió: "Uno tiene que saber, de alguna manera, que tal sonido es el sonido exacto: y de hecho ya lo sabe, sin saber cómo. Su conocimiento es irracional". Esto no quiere decir que la racionalidad sea buena o mala, sino sencillamente que tiene poco que ver con la escritura de poemas (a diferencia de lo que ocurre, por cierto, con la comprensión de poemas).

Oculto (Mark Strand)
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Sobre nada y otros escritos Mark Strand ((Summerside, Canadá, 11 de abril de 1934 - Nueva York, 29 de noviembre de 2014)​
Este libro, que reúne varios artículos de Mark Strand, esconde bajo sus reflexiones acerca de la poesía una sólida meditación sobre la vida. Él, que tempranamente se autorretrató como "yo soy lo que falta", es lo contrario del poeta confesional, al que llama "parlanchín". Agudo psicólogo, Strand concluye: "El poeta confesional no soporta estar solo". Algo que quizá valga para todos los parlanchines. Strand, en cambio, integra su pesimismo en una elegante sobriedad.
Para el título general se ha elegido el del ensayo final, 'Sobre nada', siendo nada menos aún que la nada. Un nihilismo que procede de Beckett y Kafka, aunque legitime en la Antigüedad sus análisis de las sombras y el olvido. Preparando una lectura de sus poemas (en Madrid, ciudad en la que vivió sus últimos años), el autor anota bellamente: "Parecían escritos por alguien que vagamente era yo".
Defensor de la literatura de no-ficción, el poeta suele dar forma narrativa a su prosa, de modo que sus reflexiones se presentan como cuentos con protagonistas cercanos a su vida. En contra de las apariencias, nos hace ver que la novela contemporánea pide lectura apresurada, análoga a la comida rápida, de lo que se deduce cuál será el correlato culinario de la poesía.Juan Antonio González Iglesias [Babelia]

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