Revista Literatura
No podemos vivir con él, no podemos sobrevivir sin él.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
minutos de silencio en los que mi voz no te toca.
Parece que la batería se te hubiera volado
y parece que la cobertura te cerrara la boca.
Como todos los móviles estás lleno de melodías
que emergen de mi bolsillo para amargarme el día.
¿Por qué me haces esto, teléfono del diablo,
si soy yo siempre quien te cargo?
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Si pudiera por mí estarías a 500 metros.
Pero suenas desde lejos para que yo te alcance:
¿Por qué no podrás parar ni un momento?
Déjame que te apague para escuchar tu silencio,
para que no vibres más, para acallar tu ring ring.
Pero eres como la noche, me he acostumbrado a ti,
y ahora si te apago es cuando no duermo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Apagado o en silencio como si hubieras muerto.
Un mensaje entonces, una llamada bastan.
Y estoy triste... y alegre de que no sea cierto.