Comenzó a quitarle capas a su Odio. Quería saber, llegar hasta el origen de aquel sentimiento que lo abrasaba. Necesitaba conocer el momento exacto de su concepción. Por eso fue mordiendo, arañando, desgarrando cada velo, descubriendo cada máscara. Conoció todas las formas de su ira. Sangró, gritó, se rebeló. Y en lo más profundo de su rabia, con un exiguo latido apenas capaz de darle vida, distinguió al Amor.
NiñoCactus