Tembló al coger el revólver, pero mi rostro severo le instó a proseguir. Frente a sí tenía el mayor dilema con que se había topado nunca: o jugaba su turno, o el gafotas escuchimizado de Segundo B le volaba la cabeza.
Tembló al coger el revólver, pero mi rostro severo le instó a proseguir. Frente a sí tenía el mayor dilema con que se había topado nunca: o jugaba su turno, o el gafotas escuchimizado de Segundo B le volaba la cabeza.