Ojos cafés

No hay en mi nada deseable, ni un gesto de belleza, ni dulzura de corazón,

No hay coraje de león, ni altura de águila.

Me ven más como una serpiente, como un alacrán de afilado aguijón, pero no soy así.

Ese no soy yo.

Ojos, los tuyos,

Y los míos si me miras,

Ojos, si me ves como apenada, como arrepentida,

De no matar al alacrán, pero temer el dolor de su picada,

Ojos cafés, como los tuyos, y no soy más alacrán, y no poseo aguijón,

Me desarmas.

¡Pero a qué precio!

El alacrán ahora se retuerce de dolor,

Aquel liquido negro, el que inyectaba a sus víctimas, traspaso de su coraza,

A su corazón,

Mujer de ojos cafés, mataste al alacrán,

Le dejaste tostado a mitad de la noche, con tus ojos de color,

Le enterraste tu ternura en el fondo del alma

Ahora solo, solo el alacrán, se retuerce de dolor.

Mujer de los ojos como estrella, de manos como plumas, de labios como pétalos,

Mujer de ojos cafés, para que te quiero, si dueles más que cualquier veneno,

Que cualquier veneno, de un alacrán como yo.