
Tengo tu nombre habitando mi garganta.
Inmóvil, presente, intenso;
Casi mudo e imperceptible,
Aunque a punto de estallar.
Es un okupa, un ilegal, un extranjero
Que ha podado la frontera
De enredaderas con campanitas violáceas
Y ha construido una escalera roja
Para poder traspasarla y habitarme.
Tu nombre suena como un ronroneo,
Un pequeño susurro
Que sale adosado a mis palabras,
Escondido y agazapado;
A la espera de momentos
Tibios y extraordinarios.
Por las noches
Se convierte en un halo gaseoso
Que esparce vía lácteas de colores
Impregnadas en exóticas fragancias
Sobre las sábanas blancas de algodón.
Que se instale tu nombre
En el vacío del silencio
Y que estalle el sonido.
Decirlo, pedirlo, clamarlo,
Gozarlo.
© Patricia Lohin
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