Olvidar en 5 pasos.

Olvido: acto voluntario y difícil que se espera conseguir,  hasta el punto de no recordar siquiera que has borrado algo de la memoria. No se desea sepultar un recuerdo, se pretende que nunca haya sucedido…

Estos consejos están encaminados al desecho de recuerdos no gratos y eliminables por intrascendentes que, sin embargo, perturban la comodidad y tranquilidad de nuestro día a día. No están incluidas las evocaciones de episodios ineludibles de nuestra existencia como pueda ser la muerte de un ser querido (digno de recordarse), o cualquier otro suceso similar.

Paso nº 1.- Teclear, simbólica pero decididamente, “Supr” o “Delete” de nuestra pantalla mental, justo ahí donde se ubica el hecho que jamás se debió vivir.

Paso nº 2.- No volver a mencionar tal escena o historia, ni recrearla de ningún modo. Se ha borrado y es totalmente irrecuperable. Si el episodio conlleva la participación de alguna persona concreta, ésta desaparecerá con nuestra acción y jamás volverá a preocuparnos en el futuro, por más que alguien la mencione. Tan sólo se permite salvar una pequeña dosis de cautela con respecto al hecho olvidable, con el objeto de evitar su repetición.

Paso nº 3.- Repetir a modo de mantra, y sólo durante el tiempo destinado al proceso de omisión, las siguientes certezas:

-La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. (G.García Márquez)

-No olvida quien finge olvido, sino quien puede olvidar. (A.Sanz).

-El verdadero odio es el desinterés, y el asesinato perfecto es el olvido. (G.Bernanos).

-El olvido es una forma de libertad. (K.Gibran).

-A falta de perdón, deja venir el olvido. (L.A.de Musset).

-El olvido es una pena que no se llora. (Rafa Dedi).

-Nunca olvido una cara, pero con la suya haré una excepción. (Groucho Marx).

Paso nº 4.- Celebrar con nosotros mismos, o con alguien de nuestro círculo que haya compartido nuestro antiguo pesar, la muerte de esa parte incómoda de nuestra vida. Ha llegado la hora de su final, y nos despedimos brindando -incluso- por habernos librado de ella. Hasta nunca debe ser el propósito final, y hemos de estar totalmente mentalizados para ello. De nada vale el proceso de olvido, si volvemos al tema cíclicamente y a la menor oportunidad.

Paso nº 5.- Elegir una serie de actividades, melodías o pensamientos amables a los que recurrir, cuando el episodio recién borrado insista en regresar a nuestro cerebro. Hacerse con algunos salvavidas mentales por si fuera necesario.

Y por último… Sentirnos libres del recuerdo nefasto y de sus consecuencias en nuestro espíritu, que tanto merman nuestras energías e incordian en nuestras actividades. Llegados a este punto, sólo podremos sonreír orgullosos por haber conseguido  semejante nivel de auto-control.

¡Enhorabuena!