El verano es la mejor época para echarle un poquito de tiempo a reorganizar todos los trastos y cosas de más que andan por casa.
Hace poco me mudé y no me podía creer la cantidad de cosas y cosas que se acumulan. Sabiendo todas las que se han quedado en Barcelona (y seguirán allí durante un tiempo) me doy cuenta de que puedo vivir con un cuarto de todo lo que tengo.
Sí que es verdad que echo en falta algunas cosillas, pero, en general, si todas las cajas que hay acumuladas en casa de Edu, de Vero y de mi abuela desaparecieran sin más, tampoco sería un gran drama.
Hoy os animo a que agarréis al toro por los cuernos y que hagáis algo que estoy segura tenéis ganas de hacer desde hace tiempo, pero que os da la pereza.
La tradición milenaria del Feng Shui habla de cómo la energía debe fluir en un hogar para que haya una armonía que nos haga, sutilmente, sentir mejor (también habla de tener más dinero, mejores relaciones y tal... pero bueno, ahí soy más escéptica).
Algunos psicólogos recomiendan ordenar los cajones del armario cuando tenermos que tomar decisiones y estamos un poco perdidos... organizar fuera para organizar dentro, yo creo que funciona... y tú?
Con lo que te puedes encontrar si decides atacar el asunto es con la cantidad de cosas que tienes y te abrumas y abandonas... lo entiendo, yo también lo hago, pero bueno, este post es para animarte a que, por fin, te pongas al lío, no para que nos consolemos la una a la otra del drama de tirar trastos.
Hay un montón de listas y planes de acción, yo he hecho el mío, creo que tiene sentido y que es fácil y útil, así que, allá vamos.
1. Involucra a la familia
Si te vas a encargar sólo de tu habitación no hace falta, aunque quizás tengas que ir preguntando si alguien quiere no sé qué o si alguien sabe dónde anda no sé cuantos... bueno, que aunque no se involucren estén abiertos a que les molestes un rato.
Si vas a atacar la casa entera, evidentemente, no te comas tú todo el marrón y con una sonrisa les dices que es como una gimcana, a ver si cuela.
2. Ten un plan de acción
No puedes hacerlo todo de una vez, no hace falta que nos volvamos locas, pero sí que estaría bien que decidieras qué partes de la casa son más urgentes, cuándo vas a sacar de en medio lo que decidas quitarte de encima, si quieres hacer una bolsa de ropa para caridad (o la prima de turno dos años menor que tú) cosas así...
3. Ataca por zonas
Decide qué partes de la casa vas a liberar y prepara una caja para cada destino: reciclaje, basura, caridad, venta en segunda mano, devolver... Lo que vayas a tirar sácalo cuanto antes de la habitación, no vaya a ser que te arrepientas.
4. Aparta primero lo que se queda
Yo creo que es más sencillo que pongas a un lado primero lo que sabes que se va a quedar seguro y luego, con paciencia, vas decidiendo qué hacer con el resto.
5. Voy a tirar para luego comprar?
Esto es de cosecha propia, pero tiene sentido que si tiras algo porque está roto (y no se puede arreglar) compres de nuevo lo mismo, pero piensa dos veces si realmente no se puede arreglar o si necesitas volverlo a comprar, porque de lo que se trata aquí es de liberarte de trastos, no de cambiar uno por otro.
6. Tiene algún valor emocional?
Hay cosas que no vamos a volver a usar en la vida pero que te conectan con tu pasado de alguna manera, si la conexión es buena, si te trae buenos recuerdos o es de un familiar fallecido, es obvio que te lo quieras quedar... quizás puedas encontrar un lugar especial para ese tipo de cosas, alguna cajita mona, algún lugar privilegiado en una estantería o algo para que no esté por en medio.
7. Lo necesito? en serio...
Estos son los famosos "por si acaso" que nunca ocurren, ten valor y quítatelo de encima, si te costó muy caro quizás lo puedas vender en segunda mano o ebay... pensar en alguien que realmente sí le pueda dar uso, no sé, ya me entiendes.
8. Tengo otro igual o algo similar?
Ya no hablo de tener varios pares de vaqueros o no sé cuantos bolsos (cada una sabe cuántos son muchos o pocos) pero cuántas regaderas necesitas? o cuantos cuchillos del pan? o cuantas alfombras de baño? cajas, jarras, altavoces para el ordenador, auriculares, abanicos... bla bla bla, queda claro, creo.
9. Lo compraría a día de hoy?
Esta pregunta me la hago yo sobretodo para la ropa, y funciona muy bien. Acumulamos cantidades ingentes de ropa que no nos vamos a poner NUNCA y no tenemos narices de tirarla, pregúntale a alguien si lo quiere o acércalo a la iglesia más cercana. Sólo imagina la cantidad de espacio que vas a dejar en el armario si te decides a deshacerte de todo lo que, a día de hoy, no te comprarías, con el bonus de hacer feliz a alguien que lo necesita más que tú.
10. Decide qué hacer con cada cosa
Esas cajas y bolsas que te deberían estar acompañando en todo el proceso sirven para organizar qué debes devolver, qué quieres dar en caridad, qué puedes poner a la venta y qué es lo que va directo a la basura. La idea es que no dejes las cajas y las bolsas en un rincón, porque al final es lo mismo, no?
Anímate, es un ratito cada día o una marathon de un par, cada una que decida qué táctica va más con su carácter.
Te puedo asegurar que te vas a sentir liberada, que tu mente también se ordena en el proceso y que, de alguna manera, puedes ser un poquito más consciente de la cantidad de cosas que acumulamos a lo largo del tiempo.
Quizás la próxima vez que vayas a comprar algo te plantees si lo necesitas, si le vas a dar buen uso, si la compra es socialmente responsable (ya sabéis, negocio local, producto de proximidad) y si los materiales son reciclables; también el tiempo de vida que le auguras... no sé, ya que nos quitamos de encima un montón de cacharros podemos comenzar también a cambiar nuestra actitud de consumo... es sólo una humilde idea.
Entonces, qué me dices? te vas a apuntar a liarla en casa unos días y darle a toda esa acumulación de objetos mejor vida? Qué partes de tu casa necesitan un repasón urgente?
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