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El Bond que todos queremos
Esa sensación de “más de lo mismo” que se nos viene de modo automático a la mente cada vez que se está por estrenar un nuevo film del agente 007 se empieza a borrar a medida que vamos palpando minuto a minuto, escena a escena, esta brillante película. Skyfall nos provee un carnaval de adrenalina, tensión y acción de modo tal que no tengamos intervalos para aburrirnos ni articular algún bostezo. Daniel Craig ha hecho posible que sintamos admiración y simpatía máxima por este Bond, el mejor que se ha logrado en mucho tiempo, con un porte elegante, una actitud feroz, explosiva, arrolladora. Si nos vamos a remitir a las exageraciones que contiene en la espectacularidad de algunas secuencias, pensemos que si tales no estuviesen presentes no sería una cinta de James Bond, esa secreción dinámica es un sello distintivo en cada instancia de la saga. ¿Por qué Skyfall es recomendable? Porque posee todos aquellos ingredientes que deben contener y contienen las películas precedentes pero de manera potenciada. Esto es, un 007 todavía más pulido y sobrio que en la parte anterior; un Javier Bardem que cumple y sobrepasa la misión de darle al villano de turno un rol psicótico y súper carismático a la vez; escenas en donde la tensión se apodera de la pantalla; una musicalización muy interesante en la intro; entretenimiento a la orden del día, incluso en cuadros en los cuales priman más los diálogos que la acción; y, obviamente, una dosis de humor muy fina y aplicada majestuosamente en los momentos justos y necesarios.
LO MEJOR: casi todo: interpretaciones bri-llan-tes de Craig y Bardem, diversión y adrenalina aseguradas, musicalización y elementos técnicos. LO PEOR: le falta algún retoque más para romper esa barrera de aportarle algo más trascendental a la saga. PUNTAJE: 8,30