Revista Literatura

Opiniones.

Publicado el 11 abril 2012 por Marga @MdCala

 

Este domingo pasado, mientras tomaba un café en los alrededores de los Jardines del Prado y de los antiguos Juzgados (tiempo nostálgico para mí…), observé a un señor que parecía extranjero, solitario, ocupado en su mesa, con su café, su cuaderno de notas, un libro y una cámara de fotos. Comenté con JJ que posiblemente así -aunque mejor acompañada- estaría yo en las dos semanas y media de vacaciones que podré permitirme este mes de Julio. Tendré la suerte de ocupar una casa que sin duda alguna me inspirará…

Opiniones.

 

Y así divagando sobre lo divino, lo humano y yo misma, me encontré preguntando a mi primer lector, acerca de la escasez de opiniones recibidas sobre La Flor contada. También hice hincapié en la frialdad o indolencia con la que tu entorno más cercano trata el hecho de que una escriba… Concluimos ambos que,  al margen de que nadie es profeta en su tierra y yo no iba a ser la excepción, el respeto o credibilidad  suele concederse -querámoslo o no- a quien ya ostenta un puesto, cargo, situación o realidad socioeconómicos altos.  En el caso de la escritura, puede llegarse a través de la popularidad mediática más o menos escandalosa (véase el finalista de Planeta para Boris Izaguirre…), vía matrimonios o compañías altamente rentables (aquí no citaré a la mujer de ningún banquero, líbreme Dios…), o siendo prácticamente un genio de las letras y ganando un prestigioso premio editorial por méritos propios (y que éstos coincidan con el específico gusto de un Jurado…).

 

A mi escaso juicio, considero de mucha más valía a quien no gozando de dinero, padrinazgos, matrimonios, ahijados, amantes o valedores de alta gama, consigue -en tiempos ruinosos- ser publicado, criticado, valorado o tenido en cuenta, para asistir a ciertos eventos literarios. Y no me estoy refiriendo a mí, sino a esos otros escritores “nisu”, como bien define una colega de Madrid…

 

Mi compañero de penas, glorias y vida entera me confirmó lo que ya sospechaba, y es que mis allegados observan este trabajo de la escritura, como una mera afición personal. De ahí su incrédulo silencio ante toda novedad o suceso concerniente a mis letras.  Sigue siendo válida la sentencia de que trabajar por amor al arte, no es trabajar. En mi humilde opinión, es la labor más sincera, ya que no estás obligada o coaccionada por ningún interés o presión monetaria. Es la ocupación más desinteresada y, por tanto, más libre. Algo que cuando media el céntimo, deja automáticamente de serlo…

 

Sin embargo, no había terminado de autocompadecerme (melodramática que es una) de mis desamparos familiares (propios y políticos), cuando al volver a mi casa me encontré con un par de opiniones que bien me valían el peso de todo el oro mundial. Provenían de una persona entendida, sincera, que nada ganaba con halagarme en vano. Provenían de una licenciada en Filología que apenas me conocía y ya apuesta por mí. Como siempre, los otros antes que los tuyos. La confianza, que ya se sabe…

 

Ella ya me ha prometido su honesta opinión en este blog, cuando termine de leer los relatos de La Flor contada, y yo la creo totalmente. Sé que tiene palabra, aun cuando no la hemos intercambiado más que por escrito.

 

Dicen que la carta más grosera, más soez, es mejor bienvenida que el silencio… No estoy yo tan segura de eso, pero sí es cierto que sólo puede aprenderse a escribir a través del esfuerzo personal y de las opiniones de quienes leen como hábito vital,  para conseguir ver lo que tus subjetivos ojos te niegan… Animaos y dejadme, por favor, vuestra impresión sobre mis letras.

 

Siempre agradecida…

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Marga 1204 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revistas