Podéis notar en las fotografías que presento en esta alegación que la víctima (el armario) no tuvo posibilidades de defenderse. Cayó muerto sin remedio. Los daños colaterales (la ropa arrugada) no podrán optar a una indemnización como Dios manda, pero al menos, ahora tratarán de llevar una vida normal, alejadas del trauma que el incidente les ha causado.
Y como soy un buen marido y me encanta que veáis un verdadero "antes y después", os presento el nuevo armario de mi Kanon querida del alma:
Se puede apreciar que los habitantes de la comunidad ahora viven felices y comen bolitas de naftalina. Sin poder olvidar la tragedia que marcó un antes y un después en sus etéreas vidas, ahora tratan de realizar los sueños truncados, aquellos que se refieren a vivir planchados y doblados por el resto de la eternidad.
A ver cuánto dura esta maravillosa estancia ordenada. Pero tened claro una cosa: hay muchas probabilidades de que Kanon ataque de nuevo el orden de la Sociedad. ¿Se salvará alguna camiseta o pantalón? Sólo ella lo sabe.