No puedo creer lo rápido que ha pasado el mes de Enero, siento que fue hace tan poco que di el abrazo de año nuevo y miré los fuegos artificiales. Los días se me han pasado volando y mis deberes no los he podido completar. Contemplo la lista invisible de cosas por hacer con culpa e impotencia. ¿Qué pasa que aún no puedo decir "listo, terminé"? Se supone que en Febrero debería comenzar la segunda lista, dirigida a mis pasatiempos, y no seguir cumpliendo la de responsabilidades.
Fotografía por La Papio
Creo no tener problemas para realizar mis asuntos durante el año, pero el verano es un caso excepcional. El no estar activa ni tener un horario de rutinas establecidas me libera de todo lo que debería hacer. El comparar los dos meses de vacaciones con los 10 meses que siguen de actividad, me hacen darme cuenta de qué cosas podría hacer para que mis metas comiencen a cumplirse cuando estoy a un pie del veraneo.
Durante el año académico no dejo de planificar mis días, pruebas y trabajos en mi súper agenda personal. Suelo hacer de manera personalizada una cuadrícula con el mes y lo que hay para cada día, de hecho en Marzo confecciono todos los meses con espacios para ser rellenados mientras pasan las semanas, pero no tengo cuadritos que completar para Enero ni Febrero. ¿Está acá el motivo de mi desorganización?
¿Orden o seguir haciendo nada como una gatita?
Creo que la respuesta es afirmativa, ya que es la agenda y el escribir lo que debo hacer lo que me da la sensación de seguridad y de no andar flotando por el aire con sueños que en realidad son metas reales. Así que he decidido desde este año 2013 incluir en mi agenda los meses de Enero y Febrero que andaban vagando por ahí. Desde ahora, aunque no tenga pruebas ni trabajos durante estos meses, sí podré escribir mis deberes personales, no profesionales o incluso planificar mis vacaciones y ocio, ¿nada mal, no?
¿Tienen alguna otra manera de no desorganizarse durante las semanas libres?
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