Fatalidad que entra sin llamar, hasta el fondo, y sin escapatoria posible. Estruja y golpea con brutal fuerza.
Con el paso del tiempo, se empiezan a acusar más los golpes que da la vida. Muchos y muy intensos. Algunos duelen por siempre y nunca llegan a curarse del todo. Nadie está a salvo, cualquiera puede ser el siguiente en caer. No hay modo alguno de blindarse ante una fuerza de tal magnitud.
Alterado por la muerte que a la vida tanto golpea. Mal sparring del ring de la vida, aún sin insensibilizar, lo que podría resultarle muy perjudicial. Dolor, intenso y crudo.
Conmocionado por su pérdida, recorría la calle sin notar que andaba, confundiendo sus propias lágrimas con la lluvia que caía, mezclándose. Neblina de tristeza en toda la ciudad.
Abrumado por la enormidad que le rodeaba, entró en la pequeña iglesia pese a no pertenecer a religión alguna. Huyendo de su propia agitación , en busca de la pacífica quietud que fuera no podía encontrar. Quizá le hubiera gustado más un templo budista, pero no había ninguno al alcance.
Dentro, silencio. A solas con la pena y los recuerdos que se derramaban sin control. Ojos cerrados, penumbra, y pesar sin tiempo