Revista Diario

Otoño

Publicado el 23 septiembre 2014 por Rocío @catpeoplees

empieza el otoño, el verano se fue volando

Poco a poco, el almendro del campo se ha ido quedando sin hojas y ya sólo lo acompañan algunas almendras perezosas que remolonean entre ramas pelonas hasta que el viento, que se ha llevado el verano, las haga tiritar de frío y buscar refugio entre las sábanas naranjas que arropan al suelo.

El limonero, mullido entre sus pensamientos no escucha ni mira al almendro y, ajeno a todo, carga con sus verdes limones y los alimenta. Quiere que crezcan ácidos y amarillos.

Más allá de la colmena que ruge está el bosque de los castaños; cuando éramos niñas paseábamos por sus huecos y nos subíamos a sus copas. Ahora, al imaginarlo desde aquí, me agarro fuerte a sus hojas como si haciéndolo pudiera evitar que se escapara el verano. Este otro verano.

Volvimos, y como en una canción que se enredó en nuestro pelo ha vuelto el otoño. Nos movimos de allá, girando contra la tierra y nos creímos más rápidos, pero ahora estamos quietos y nos alcanzó el tiempo. Decimos adiós.

¡Adiós a mi breve verano!

Te digo: del otoño me gusta el cine y la calma; el té y el colacao en taza muy calentito. Me gustan las colchas; también pedirle al frío cinco minutos más y encontrar muchas excusas para cocinar en casa.

Me gusta el sol cuando sale, y la lluvia sólo cuando empieza y puedes oler la tierra mojada. Me gustan los libros de otoño porque ellos no mudan sus hojas.

Me gustan los días de entretiempo porque, aunque sean pocos, saldremos a la calle y los disfrutaremos el doble. Me gusta observar a los tenderos, porque sus voces son de colores.

Me gustaría mudarme ahora en otoño porque así yo también podría cambiar el paisaje y no sólo el paisaje me cambiaría a mí.

Me gustará este otoño

Me gustará este otoño aunque lo diré bajito para que no me oiga el verano, no vaya a ser que se enfade y no quiera volver a verme. Llegará el otoño y volarán botines, bufandas y paraguas. Volarán los flequillos y, al caminar, ya no nos miraremos a la cara. Volarán también mis gafas, cuando me canse de sus cristales empañados. Volará entonces la niebla, y así jugaremos a adivinanzas.

Pasearemos y te contaré historias de todo lo que no hice este verano, me quejaré del viento y del frío y de lo mucho que nos engañaron y entonces desearé estar en casa, como aquella noche que llovió un océano y con su furia casi nos arrastra hacia un abismo. Luego del abismo nos hicimos más fuertes y ya no nos soltamos las manos. Así, juntos, nos sorprenderá de nuevo el tiempo y sin darnos cuenta llegará también el invierno.

Y quizás haya silencio, pero veremos la nieve y, por un momento, soñaremos siendo ella.

Pero todo vuelve, y los árboles que perdieron sus hojas volverán a dar a luz con sus flores. Aunque ahora llegue el frío y los veamos morir tras las ventanas.

empieza el otoño, el verano se fue volando


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