Que gran señor de la naturaleza, colocó Dios en estas tierras, que en un tiempo se vieron arrastradas a ser el mero campo de batalla de unos devastadores militares.
Y con el calor de la madre tierra, conseguían el carbón para entrar en calor en los fríos días de invierno y cocinar sus escasos alimentos.Aquellos tiempos ya son pasado y en el presente es un lindo paraje como pocos existen ya en nuestra península, cada vez menos rincones en el mundo.La especulación y la desidia de los seres humanos han ido diezmando nuestros almacenes de oxigeno, de vida.
Aquellos remansos de paz y armonía que hace ya muchos años, no, siglos, llenaban nuestro mundo.Hace años que fue declarado Parque Natural de Cabañeros, y desde entonces son muchas las mejoras que se han ido introduciendo en él. Se gestionan adecuadamente sus visitas ysu centro tanto de información cómo de recepción tienen un buen funcionamiento.
Las mejores épocas para recorrerlo son la primavera y el otoño. Son varias las rutas que recorren el parque. A los niños les gustan las visitas guiadas en todo terreno. Hay varias alternativas, todas son adecuadas e incluyen paradas para observar detenidamente la fauna
y la flora del lugar.
En estos últimos años la oferta de alojamiento se ha disparado, tienes donde elegir.Desde lo más económico hasta lo más caro, lo más lujoso, pero también a la vez lo más rural, cualquier elección será buena.
Yo personalmente tengo cariño a un sitio por que esta a cinco minutos del centro de recepción del
parque y porque es un remanso de paz, de armonía y de tranquilidad: “Complejo Turístico Parque de Cabañeros”.Son casitas de piedra con todas las comodidades, cocina completa, baño de hidromasaje, jacuzzi, amplio salón con grandes ventanales y chimenea, habitaciones amplias con buenos colchones, ideales para descansar después de un agotador paseo por el parque.Lo mejor el porche con su barbacoa, rodeados de jardines y árboles por doquier, en el centro un lago en el que tanto al atardecer cómo al amanecer, te deleitara el croar de las ranas y el trino de los pajarillos y si la noche esta despejada, podrás relajarte contemplando las estrellas, plácidamente acomodado en su sofá.Es un complejo que lógicamente tiene restaurante y cafetería. Y en el que el personal te atenderá de manera cordial y muy profesional, si realmente lo necesitas, porque allí es cómo si estuvieras en tu casa……….María José Luque Fernández.
Fotografías de María José Luque Fernández
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