Esta fue otra de "esas nochecitas".
B se quedó dormida demasiado temprano. Su hora de dormir ha estado retrocediendo, gracias a Dios; pero lo de ayer fue demasiado, asi que ya me lo esperaba. Las últimas veces que "ya me lo espero", me preparo; entonces no se convierte en un drama terrible como llegó a serlo en varias ocasiones: no le grito, no soy ruda, no me desbordo emocionalmente y eso lo cambia todo.
Despertó antes de medianoche, tomó teta y las horas siguientes durmió a ratitos. Dos veces pasé por la emoción de despertarla al contacto con la cobija, al intentar taparla. Una vez pasé por la emoción de abrir los ojos y no verla: había salido de la recámara. Pero todo estuvo bien. Ya cuando tenía más sueño, lloriqueó un poco, pero la mayor parte del tiempo, platicaba y pedía teta o leche. Es bonito oírla; yo le contestaba susurrando, repitiendo sus palabras, completando sus oraciones, sorprendiéndome de sus recuerdos. Cuando no quise darle más teta, se lo dije tal cual: "ya no quiero darte porque estoy cansada y quiero dormir"; luego de que se le cayó leche sobre mi cama, ya no hubo más leche de vaca, tampoco. Y ni entonces hubo drama.
Como dije, los lloriqueos vinieron cuando ella tenía sueño; a nadie nos gusta no poder dormir, pero si tienes un año con nueve meses, estás totalmente indefensa ante "eso" tomando tu cuerpo. Tomé su manita y empecé a cantarle. Entonce ella dijo "¿dormir conmigo?" -con su pronunciación, claro-. Aunque ahora dice muchas frases, comúnmente de tres palabras, sigue maravillándome cuando le oigo algo nuevo -a cada rato-, y esto no lo había dicho. Pero no es solo que hable, sino lo que está pidiendo. Me conmuevo y por supuesto, la acuesto junto a mí, la abrazo, la acaricio, sigo cantando. Yo estoy medio dormida; ella tiene los ojos abiertos, pero está tranquila. Amo abrazarla, apretar un poquito; no se puede hacer eso con un bebé... ya es una niñita. Al rato se mueve. Le digo que no vaya a la parte mojada del colchón y me la juego cerrando los ojos; cuando los abro, veo que me ha hecho caso. Ha ido a su cama. Esta vez espero buen rato antes de taparla.
Estoy muy cansada, pero feliz.
Se habla mucho de "cómo hacer que los niños... esto o lo otro". Sin embargo, seria bueno hablar más de que a los papás nos toca "portarnos bien" y de la necesidad de hacernos cargo de nuestra frustración y de nuestras emociones. Creo que lo demás se va dando.
Silvia Parque