Después del triste episodio, Marco fue con Beto a su cuarto, una vez allí. Marco no aguanto mas la tristeza y entre sollozos confesó su verdad, su orientación y el amor que sentía por aquel maltrecho, pequeño y puto hombrecillo de cortas piernas y colgajo alegre, su amigo lo entendió perfectamente, se echaron a dormir, Beto detrás de Marcos, abrazándolo y tratando de consolarlo.
A la mañana siguiente, se levantaron muy temprano, ya no se hablo mas del tema, y se fueron a la universidad, para mala suerte de ambos, hoy tocaba clase con Juan , llegaron al aula, Juan ya estaba dentro, cuando Marco llego este lo recibió con una gran sonrisa, mirada coqueta y ojo guiñado. Y así paso un año de rutina, para empezar cada historia Juan le prometía que cambiaría y muchas cosas mas a Marco, este le creía, seguidamente por esos caprichos de la vida se enteraba de forma directa o indirecta que Juan andaba remojando el amiguito nuevamente y para terminar Marco desconsolado en alguna cantina con Beto.
Hasta que un día Beto hizo algo que nadie debe hacer, pedirme un concejo, precisamente a mi, que soy el peor consejero que se pueden imaginar, y que la mayoría de las veces no pienso bien las cosas, solo le doy la salida sexual al asunto y sanseacabó; pues me contó la historia, yo leí pacientemente, me contaba que se sentía fatal, desecho y que peor aun no lo dejará de ver hasta que acabe la universidad y para eso aun faltan muchos años, yo escuetamente me permití decirle que se deje de huevadas y que si tanto le gusta, pues que se deje llevar y que se meta un buen "revolcón" con el, al fin y al cabo quizás así se desenamoraría y ya esta, cerré mi conversación con un: "ya sabes weon, esa es la solución, un revolcón y al cabo te aburrirás de el, ah y usa condom". . . .