Revista Talentos

Otro e- mail de mierda

Publicado el 23 julio 2015 por Isabel Topham
Ahora que me acabas de abrir, creo que ya tengo tu completa y plena atención. Sino es así, vamos mal. Sino es así, te invito que entres a una habitación lo más vacía posible y, con el menor número de objetos que puedan desviar tu suave mirada y despegarla de mi increíble texto. Si estás ya dentro de ella, o por algún motivo no te has tenido que mover de ningún sitio, me alegro porque he causado la menor molestia posible. Empecemos.
Sí, empecemos. Más que una lectura cotidiana y de las que suelo ofertar a diario, es un ejercicio mental y del que te podrá ayudar incluso a sacar una sonrisa. No sé. Hay gente que seguro llorará. Otras que griten. Otros te insultarán. Y otros, harán las tres cosas al mismo tiempo. Pero, tranquilo, que éstos últimos serán tus ex.
Cierra los ojos, ni tan suave como si percibieses la luz del exterior, ni tan bruscamente como si hieres a tus párpados. Ciérralos como lo sueles hacer normalmente, al irte a dormir. Una vez que has cerrado los ojos, imagina un color. Mentiroso, no lo has cerrados porque de ser así cómo estás leyendo estas líneas. Puede incluso, no ser tu color favorito pero, visualiza un color. Azul. Azul Cian, cielo… (ya no sé ni cómo llamarlo de tantos nombres que tiene un mismo color. Sigo sin entender esa afición de poner varios nombres, es como si uno que se llame Juan (he dicho Juan por no decir otro nombre) se empiece a llamar Pedro Javier Romeo Tomate Pelusa Aguijón Zumbido Mosca Manuel Ángel Luis Ignacio así porque sí, por el momento.)  Ya. Vale. Ahora, un número. 13. Y, por último, elige un día de la semana. Viernes.
¿Has terminado? Genial, abre los ojos. Dime cómo, coño, lo has hecho. Sí, eso de leer y tener los ojos cerrados al mismo tiempo.
Enhorabuena, ahora mismo has terminado el test de hacer el imbécil pero, cuidado, no puedes irte sin antes despedirte de mí, y mi despedida se encuentra al final… no te digo más. (Para todo aquel que haya cogido el ratón para arrastrar la página hacia abajo, no era ese el objetivo de mis palabras.)
Sigue leyendo, lo digo más que nada porque no puedes dejar de hacerlo. De hecho, no has podido parar desde que empezaste a leer las primeras líneas de éste texto. No, no… no, desde que leíste el título.
Efectivamente, te encuentras ante una cadena de mensaje de esas que envías a cientos de personas por varios motivos: Joder, Aburrimiento o, porque, eres uno de esos incrédulos que creen en esas paparruchas. En fin.
Pero, creas o no… por tu bien, manda este mensaje a unas cuantas personas de tu  cartera de contacto porque si no lo haces, a la mañana siguiente recibirás una cadena de correos sin ningún remitente diciendo que será “tu último día”.
Hace un par de semana, éste mismo mensaje fue mandado por X.Q a dos contactos, y al día siguiente tuvo dos mensajes nuevos de personas que desconocía… exactamente, dos en su correo. Hace dos mil años, Jesucristo lo envió a un millón de sus contactos, y recibió exactamente, la misma cantidad de correos pero, ésta vez de completos desconocidos. Chuck Norris, se lo envió así mismo y, desde entonces no ha podido salir de ese bucle ciclónico. ¿Y tú… a cuántos serás capaz de enviar este mensaje?
Dependiendo de la cifra, podré ser yo más o menos conocida por el mérito que hacen mis manos al escribir cada párrafo sobre tu pantalla. Puede que no te agrade el mensaje ni lo que escribo, quizás a otras personas sí. Por eso, tu último día de mala suerte podrá ser hoy si recibes este mensaje y lo devuelves al río donde nadan otras tantas de personas. Además, por ayudar qué vas a perder ¿no?
Ya puedes salir. 

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