Una alfombra de césped llena de pulgas. Esta sensación previa, este despertar, otra noche de danzar sobre la alfombra.No sé si puedo decir algo que no esté ya dicho.
Este dolor que siento no es del mundo, soy yo.Me satura tanta información junta. Cómo explico que la música y el verso, las notas exactas y los colores provocan una coreografía de parpadeos y de respiraciones por la calle, he aprendido que nadie comparte esta intensidad que para mí es lo normal: la eternidad saborearla en un segundo, en un minuto. Nadie. No son los otros.
Ahora suena la canción y, sin darme cuenta, los colores, y los pasos de baile, el aliento y las letras, los frames coreografiados, cómo, cómo vas a entenderme.
Y aún asíaún asíno consigo que te asustes de mí.Ni me dejas, aún así, luchar contra mí.
Escribo estas letras, en sucio, en una libreta tamaño A4, con un bolígrafo azul.
Con un bolígrafo azul.Un bolígrafoAZUL.
Tanto hemos andado.
[El dolor hace grande a la gente, el sufrimiento sostenido y mal gestionado los mata. Sólo la gente que se duele merece la pena]
21 febrero