Revista Literatura
El paso del tiempo. Pasan días, pasan semanas, pasan meses. Sin darme cuenta y a la vez dándome mucha cuenta, llevo 3 meses en Malabo. Día a día, momento a momento, con muchísimo bueno y momentos grises.Podría decir mucho, sin embargo solo quiero contemplar el paso del tiempo. He visto crecer una piña, he visto algún amanecer naranja, he visto correr a lagartos, he escuchado el viento, me he sentido pequeña entre el ritmo de la ciudad sentada en un taxi, he abrazado a muchos niños y cada abrazo y cada palabra con ellos tiene mucho sentido para mí. He hecho mucho, espero haber sido.Esta experiencia no va de hacer, esta experiencia consiste en estar y ser, no siempre lo he conseguido, pero me lo recuerdo con frecuencia. Esta experiencia es más que un voluntariado, es una misión. En la ecuación de mi experiencia siempre siempre quiero que esté Dios. Esta experiencia está llena de retos, tantas veces me siento desbordada con mis alumnos de 5° de primaria, desbordada ante la pobreza que incomoda, desinstala e interpela. Desbordada por el sufrimiento ajeno, que por momentos también ha sido propio. Desbordada y caminando sabiendo que esto no es una experiencia donde todo es alegría, gratitud e ilusión. Un amigo me dijo que África nunca deja indiferente y es así, aquí se vive, muchos sobreviven, otros hacen lo que pueden con lo poco que tienen, muchos disfrutan a pesar de todo. Otro mundo. Otro mundo lleno de VIDA. Otro mundo del que podemos aprender muchísimo.