La otra vez que te vi, pensé en hablarte, pero me demoré demasiado en encontrar las palabras apropiadas.
Cuando me animé ya no estabas. El Fantasma Gris dijo que, los hombres nobles eluden esfuerzo realizando uno superior; licenciado en el arte de la excusa barroca.
Yo te escribo desde el fondo de esta guerra que se deliberan mi cuerpo y sus costumbres, contra lo que tengo que hacer para ser y su falta de experiencia en lo que es.
Había estado pensando en vos, no tanto; pero sí considerablemente, desde que vi una foto tuya, que fue tan sorpresiva como fue tu palabra, aunque no dijera nada.
Honestamente, esperaba que no tuviera que pasar, que no nos tuviéramos que ver. Pero hoy, evalúo y digo:
Es una oportunidad, a la que me dispongo, esperando que pasen sólo dos cosas: que concretemos la transacción e ignoremos, casi completamente, que estamos en el mismo lugar - y pensar más tarde, en mi caso, que desperdicié esa forzosa oportunidad- o puede que, pasemos una noche amable, parados uno junto al otro, escuchando semejante banda... por ahí hasta nos decimos algo. Qué buena noche sería.
Pero, si la suerte, al fin, se decide por obviarme, te habré visto y habré comprado que, verte es como encontrar una palabra tuya en mi dirección de correo; algo que me hace reír y no causa gracia.
En fin, te escribo para decirte gracias; por escribir, llevarme el ticket y otros menesteres.