La prima que decide tantear a su familia para saber qué opinan acerca de la homosexualidad de la prima que es lesbiana en secreto. La misma prima a la que se le calienta la boca y termina contándoles la historia completa de la prima que es lesbiana en secreto. La tía que decide invitar a la prima que es lesbiana en secreto y a su novia a comer. La sonrisa estúpida de la prima que es lesbiana en secreto al no comprender por qué con algunos es tan fácil y con otros (sangre de su sangre) tan difícil.
Las amigas del instituto que preguntan a la amiga de la amiga si es verdad lo que han oído de que la amiga de la amiga sale con una chica. La amiga de la amiga que calla, y advierte a su amiga que, quien calla, otorga. La amiga de la amiga que se pregunta cómo puede andar su caso de boca en boca, después de años de abandonar la casa y el barrio paterno, y sin haberse hecho siquiera un triste feisbuc.
Mi visibilidad cobrando vida propia, expandiéndose, reproduciéndose a su antojo, sin pedirme permiso.
Mi armario agujereado, lleno de pequeños puntos brillantes por donde entra aire fresco y perfume antipolillas.
El vértigo de saberse sabida, el alivio de estar fuera del armario aun sin haber salido.
Encantada.