Oya, la poderosa diosa guerrera de la tormenta, el trueno y el relámpago, es la deidad que encarna entre los yorubas el esplendor de la naturaleza, la reina de los nueve estuarios del río Nigeria. Para evitar castigos y muerte en nombre de la religión los esclavos continuaron rindiéndole tributo en las imágenes Santa Teresa o Santa Bárbara; tal como esta última, porta una espada en su mano izquierda como símbolo de los cortes necesarios para avanzar, utilizada para eliminar de raíz los resabios vetustos a fin de posibilitar la evolución que implica todo cambio.
El machete y la Luna oscura son los símbolos de Oya, que se revela a quien le rinde honores en su aspecto de justiciera del alma. Las crisis, los momentos inquietantes que todos experimentamos durante el transcurso de nuestras vidas, impulsan los cambios profundos y las modificaciones requeridas para que los nuevos aspectos se manifiesten en todo su esplendor.
Oya, de largos cabellos castaños ondulados, personifica a una aguerrida deidad femenina que desata tormentas para iluminar con el relámpago las zonas anquilosadas de la naturaleza humana. Como sucede con cualquier contingencia el efecto suele ser devastador en principio, pero a la tempestad le sucede un período de calma que nos permite valorar el efecto positivo del cambio en nuestras vidas. No se avanza sin intrepidez, parece decirnos Osha con su envidiable espíritu de lucha, antítesis de la cómoda molicie que nos impide evolucionar.
De blogs y premios XXXIV
Agradezco tardíamente su amabilidad y he de cumplir con las reglas al respecto, que en este caso implican hacer una breve reseña del blog del que proviene, nominar a su vez a tres blogs y notificarlos respectivamente y responder las diez preguntas fomuladas.
En cuanto a las preguntas:
- ¿Dónde te gustaría vivir? Donde vivo, en mi ciudad. Pero si fuera necesario partir, elegiría Nueva York para transcurrir la existencia.
- ¿Algún lugar especial? Mi casa, el templo exterior que refleja mi interior.
- ¿Momentos o recuerdos? Ambos se entrelazan, un momento de hoy es un recuerdo de mañana.
- ¿Escenas de película o escenas reales? Las escenas de la película que es mi propia vida.
- ¿Té o café? Por la mañana un buen café con leche, por la noche té de menta o verde o frutado o…
- ¿Momento preferido del día? Depende del día, puede ser el desayuno o la calma nocturna o una cena con amigas o un paseo con mi hijo o un viaje con Juan…tantos.
- ¿Momento más relajante? Algún martes o viernes cuando floto luego de 180 minutos de yoga.
- ¿Momento de más actividad? Cualquier salida a trotar por la costa de la ciudad, mientras el cuerpo transpira y las pulsaciones se elevan.
- ¿Lector electrónico o libro? Libro, sin dudas, para releer y subrayar y atesorar.
- ¿Qué libros te gustaría leer? Tantos, todos los que pueda…Por ahora, El libro de la vida de Deborah Harkness, El cisne negro, de Nassim Nicholas Taleb, La Segunda Venida de Cristo de Paramahansa Yogananda, Los enigmas de la filosofía de Rudolf Steiner…Todos están ahí, en mi biblioteca, aguardándome junto a otros tesoros que no he descubierto todavía.
Y los blogs elegidos en esta oportunidad son:
- Vivimetalium: un ámbito profundamente humano desde Brasil
2. Esperanza eescribe: prosa y poesía, desde su faro.
3. Q.M.: es escritor, narrador, lector y admirador de Irlanda y los celtas.
Gracias a los tres por encontrarnos en la blogósfera.
Testeos lustrosos
Con esta perspectiva por delante he estrenado el jabón Proteínas de Seda de la marca Reino, con una composición que se caracteriza por los aminoácidos que otorgan nutrición y suavidad y un dejo ligeramente avainillado que perfuma delicadamente la piel. El set que contiene dos pastillas perfectas y aromáticas arribó a mis manos gracias a mi mamá.
Para las manos he optado por Strawberry Hand Cream de la clásica The Body Shop, de textura liviana pero sumamente hidratante, ideal para tener a mano en la cartera o en un cajón del escritorio dado el tamaño del envase, concebido para viajes y traslados. La imagen de Frida, concebida por la imaginación desbordante de Sebastián Prieto, preside mi cuarto de baño por gentileza de Marcela.