Hace unos días, por primera vez a mis 35 años, me di cuenta del horror que estaba diciendo mientras repetía en mi mente "Pablito clavó un clavito en la calva de un calvito". ¡Nunca me había hecho la imagen mental del clavo siendo clavado en el cráneo de alguien! Ahora no lo podré repetir. Es lo que tiene haber visto un montón de capítulos de Mentes Criminales. Supongo que en otras generaciones, no se imaginaban de verdad lo que estaban diciendo. Aunque estaban diciendo lo que estaban diciendo, de cualquier modo... Cuando B y yo jugamos "Aserrín aserrán", tenemos nuestra propia versión. ¿Cómo le voy a hablar de negar pan a quien lo está pidiendo, y de tener la intención de que un hueso se le atore a alguien en el pescuezo? Ya sé que son jueguitos, pero no puedo. Creí que así ponía atención a todo lo que digo, pero no me había dado cuenta de lo de Pablito y el calvo.
Silvia Parque