Me llamó la atención por ese "tendrás que imaginarlo". Como si imaginar fuera un esfuerzo o algo que es mejor que evitar. Sé que seguramente no estaba pensado en ese sentido, pero el caso es que mi mente se puso a trabajar hacia esa dirección y ya no pudo parar.
Leer es básicamente un trabajo de imaginación y si se desprecia la capacidad de imaginar se acaba por despreciar la lectura. Lamentablemente, esto sucede. Quién más quién menos todos hemos oído esas frases que harían estremecer a un buen lector: "¿para qué voy a leer el libro si ya existe la película?", "voy a esperar a que estrenen la película, paso de leer el libro". Ya no hablemos de presentarse a exámenes de lectura habiendo visto únicamente la adaptación, porque cada vez que alguien hace eso, un escritor muere. O eso me han dicho.
Imaginar no debería ser un esfuerzo, pero hay quien lo pinta así. De hecho, la gran magia de una novela es llegar a ella con la mente en blanco, sin imágenes reales. Cuando lees un libro después de ver la película estás en cierto modo "contaminado". Tu imaginación ya no es libre, se ciñe a lo que ha visto y no "crea mundos", como suele decirse, porque se limita a lo que ha visto.
Para mí, esa es la gran fuerza de la literatura frente al cine. Eso no significa en absoluto que esté en contra de las adaptaciones de cine. Sólo los santos de mis amigos saben lo que me he llegado a emocionar yo esperando ciertas películas. Eragon, La brújula dorada, Crepúsculo, Harry Potter... Creo que estos serían los grandes ejemplos. Imaginar un mundo es genial, pero también lo es verlo aparecer delante de tus narices en una pantalla de cine. Es una forma más de volver a revivir una historia que en su momento se atrapó, de recuperar su magia reconvertida en imágenes. Claro que para revivir Eragon o La Brújula Dorada tal y como lo hicieron... Mejor nos quedamos sin. Pero bueno, no es más que una ocasión desaprovechada. Ahí se queden las malas adaptaciones, porque ese es otro tema. Yo me limito a
El problema aparece cuando en lugar de vistos como complementarios, estos dos artes se ven enfrentados precisamente por ese "para qué leer si puedo verlo". Tampoco hay que ser puristas y negarse a ver una adaptación porque "seguro que destrozan la historia". Un libro y una película son cosas completamente distintas, no son comparables. No es lo uno o lo otro.
Yo creo las adaptaciones no son más que una forma nueva y mágica de revivir una historia, nunca un sustituto perfecto, nunca una solución para evitar tener que imaginar. "Ya no tendrás que imaginarlo", decían. Pues perdónenme, señores publicitarios, pero yo primero lo imagino entre las páginas y luego lo revivo entre los fotogramas. Al menos normalmente y en mi mundo ideal, porque no siempre da tiempo a leer todo lo que quiero. Y si primero veo la película o la serie no es para "evitar tener que imaginarlo".
¿Y vosotros qué opináis? ¿Una adaptación puede sustituir completamente la novela original? ¿Os gusta ver las películas basadas en libros que habéis leído? ¿Qué preferís, ver antes la película o leer el libro? ¡Opinad y debatamos!